domingo, 20 de mayo de 2012

Noches con una inquilina

Las noches con La Inquilina, no es que sean algo anecdótico, ni curioso. Las noches con mi inquilina son algunas muy buenas, otras malas y otras regulares. Es como todo. Aquí el factor "candente" es mi estado de humor.
Ya sabía yo al quedarme embarazada que las noches no me iban a sentar bien, y efectivamente las cosas son así. Un bebé de una semana pide comer casi a todas horas, eso traducido es que quizás las primeras noches no duermas, de un mes sigue siendo lo mismo y así, de lo que conozco... al menos en el caso de mi inquilina, aquí la noche del tirón no la duerme ni el tato.
Al princicpio para que no se espabilara y tal cual comiera se durmiera, no más escuchar un pequeño quejido, salía escopetada de la cama, en la fria noche en busca de un biberón bien calientito y bueno (algún que otro golpe en la noche con los ojos pegados me he llevado). Llegaba sigilosa, a comer y a seguir durmiendo a veces conmigo encima de mi pecho (sensación que me encantaba y me encantaría volver a vivir... ella no quiere, no se siente cómoda así. Además ahora me aplastaría con lo bolita que está) y otras veces en la minicuna.

Como las noches se presentaban duras, no estábamos acostumbrados a dormir a ratos, yo me acostaba cuando se iban las visitas de mi casa, a eso de las 9.00 y hasta las tres no me hacía cargo de ella. En ese tiempo estaba su papi, quien muchas veces y muy gentilmente, por dormirla, no llegaba a acostarse en casi toda la noche, con lo que esa noche posiblemente dormía yo super bien, claro... no me enteraba de nada hasta la mañana. Estas cosas me daban cosa, pero las agradecía, porque al principio estaba super cansada.

Cuando Marido empezó a trabajar, ya me tenía yo que hacer cargo, no se trabaja igual habiendo dormido que sin haberlo hecho. El chip cambiaba, unas noches mejor que otras, pero se llevaban. Incluso llegó todo a normalizarse en mi mentalidad. Cuando lo recuerdo, las imágenes se me hacen muy intimas, ella y yo... Siempre al terminar el biberón me la echaba encima de mi pecho, manitas colgando por los lados y cabecita apoyada en mí. La calidez, el cuerpo a cuerpo que se creaba... Me encantaba. Hubo una vez que me quedé dormida con la niña así. Ni me moví, ni se movió y dormimos las dos la mar de bien. Hoy día si se lo cuento a Madres convencionales de las de toda la vida con mentalidad carca, no lo entenderían, pero esos ratos son tan humanos... Para la próxima inquilina, podéis estar seguros... Yo lo volveré a hacer. Pero esta vez me la voy a poner mucho más y no me olvidaré de echar fotos... muchas fotos.

Pero ya se sabe, noche tras noche sin dormir bien (dormir bien es para mí dormir como antaño... del tirón) Pues una lo nota en el cuerpo e intenta alternativas.

Primera alternativa; PAPILLAS. Ay las papillas, cuando la pediatra (por cierto estupenda mujer, muy humana y abierta de mentes, eso está siempre bien, que no sea de extremos) nos la recomendó, me ilusioné muchísimo. Por fin una noche del tirón! Fue realmente desesperante que se despertara a las tres y ya sin parar de jugar, lloriquear y bueno... estar despierta hasta las seis. Fue su peor noche

Segunda alternativa; EL CHUPE. El chupe es algo que nunca he querido, pero visto que la teta y mi pezon eran tan amados y tan necesitados.... Con vistas a mi reincorporación, para que ella no me echara mucho de menos y no sufriera mucho, pensamos en incorporarlo a nuestra vida. Me encantaba la idea, porque muchas veces ella tan solo pedía en la noche teta para dormir, seguir durmiendo sin más y eso me descolocaba el sueño a mi.

Cuando le puse su primer chupete nos puso la cara de asco más grande que jamás habíamos visto, y lo expulsó con mucha confianza en sí misma. La mirada de ella me decía un NO QUIERO MAMÁ en toda regal. Así que me hice la loca y lo volví a intentar una vez que estuviera mucho más cansada y con ganas de dormirse. ¿qué creeis que pasó? Después de esta preguntita está claro... ella lo volvió a expulsar. Y así repetidas veces. Una vez lo escupió con tanta fuerza que me extrañó que no me lo estampara en toda la frente.

Ante tanta negatividad con el chupete, pensé en ponérselo cuando estuviera tan dormida que no se diera cuenta de nada. Creedme que no son tontas las inquilinas estas... Se dan cuenta y escupen con la misma fuerza o más. Cuenta mi Esposo que una noche después de despertarse y no dormir... La paciencia quedó rezagada entre las cuatro y las cinco de la mañana y un chupete que quería que tomara y no tomaba voló por los aires. Claramente o lanzaba el chupe o lanzaba otra cosa, porque mi nivel de frustración/sueño estaba alcanzando lugares bastante altos.

Ese día toqué fondo. Abandoné la idea de imponerle el chupe, abandoné la idea de pensar que dormiría toda la noche al tomar papillas, abandoné la idea que me había hecho de muchas cosas para ir reconstruyendo mis ideas a medida que vamos evolucionando.

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