domingo, 20 de mayo de 2012

La Inquilina se va imponiendo

Hace tiempo que deseo escribir unas lineas, pero siempre que me siento, me quedo parada, las palabras se agolpan en la cabeza y no me sale nada... Son tantas cosas que contar... que a ver cómo lo hago. Me centraré y a ver qué sale.

En primer lugar decir que por fin las visitas cesaron, las visitas sinsentido, las que me importan tanto como un moco. Ahora ya viene la gente que nos interesa, los amigos, visitas queridas. Al cesar visitas hace que la mamá se asiente también y aborde la nueva situación desde la realidad, que con el ir y venir de la UCI después la noches sin casi dormir, y sumadas las continuas visitas no deja tiempo para pensar tranquilamente nada. Hay que tener en cuenta que lo que no se dormia por las noches se dormia por el día... osea, toda la mañana perdida durmiendo. Y eso no me gusta nada.

En fin, que ya estamos afrontando la realidad y no puedo decir que no me guste, más bien me encanta esta experiencia. La niña nos ha llenado los días y las noches :)... jejejej no sé por qué pero las noches se notan más.
Al principio no queríamos hacer nada, todo iba según un horario rutinario, en el que cada hora estaba bien empleada en algo, incluso para dormir, paseos... Quedábamos con alguien en casa, por supuesto, a partir de la hora en que la niña terminaba de mamar (las seis y media), dábamos el paseo por la mañana bajo un poco de presion, no salirnos del horario, estrictamente la niña comía a las 9.00, a las 12.00 a las 15.00 a las 18.00 a las 21.00 y a las 00.00, día tras día. Poco a poco la cosa ha ido cambiando y ella misma nos ha enseñado que los horarios no le valen, aunque más o menos los cumple, pero más a su modo. La situación se ha ido amoldando al antojo de ella y a nuestra comodidad. Y diré que lo llevamos muy bien los dos juntos, como un equipo. Esto es lo mejor que tenemos, estar a una los dos.

Cuando mis amigas me dicen "esque la vida te va a cambiar muchísimo ¡fíjate! lo que hacía yo antes ya no puedo; Mientras que a ellos, no les cambia en absoluto, sus vidas siguen, sus hobbies siguen... todo sigue mientras tú te quedas en casa con tu miniser"... Pues a mi no me pasa eso, oiga. Yo sigo haciendo cosas que me gustan, salimos a comer,

La vida con mi inquilina es muy gratificante.

Cuando llegamos a casa mi padre se entusiasmó, y ya desde entonces, entusiasmado quedó para todos los días. Ha sido un regalo en sus vidas, en las vidas de mis padres, pues la situación que ellos han estado viviendo a lo largo de sus vidas ha tenido bache tras bache y estaban tocando ya fondo. Ahora la cosa cambia, tienen un motivo de emoción, una alegría que suma sus horas, los hace felices y me encanta verlos así. Aunque también diré que están aquí en casa mucho más que antes y al pricipio me agobiaba, estaba acostumbrada a verlos de higo a breva y hablar más por teléfono que verlos aquí un día y otro y otro.

Parece que dar el pecho a un miniser de estos es coser y cantar. Señoras... os diré que de eso nada monada. Dar el pecho no es solo meter la teta en la boca del bebé, también entra en juego que el bebé coja bien el pecho, que te suba la leche y que todo esté tranquilo. El estrés no es buen amigo de la lactancia. Mientras estábamos en la uci, todo el día en la calle, yo producía más leche de la que la niña consumía, estaba tranquila, cansada, pero tranquila al fin y al cabo, dormía la noche del tirón. Cuando llegamos los tres a casa, el estrés del momento, las constantes visitas y el no dormir ni descansar apenas... Hizo que mi productividad láctea disminuyera considerablemente... Lo pasé realmente mal. ¿Ya no servía?

Y esto, para una madre, no es muy bueno que digamos. El tema de la lactancia es muy subjetivo, es muy psicológico. No se trata de comer, hay mucho más. Hay una comunicación madre e hija, hay un compartir muy bonito e íntimo y de alguna manera si no damos el pecho, al menos en mi caso, una se siente como menos mujer... o mala madre. Más allá de lo gratificante pienso que esto lo mueve también la sociedad que nos ha precedido. Mujer que no amamanta, mujer que tiene mala leche, mujer que no vale.

Pero, afortunadamente, la cosa ha cambiado.
Día a día la niña nos va ganando, día a día la queremos más.
Eso sí.... Las noches aun siguen siendo mi asignatura pendiente. Las llevo fatal

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