domingo, 20 de mayo de 2012

La amniocentesis, llegó el temido día

La amniocentesis no es más que una prueba en la que el doctor o doctora toma una muestra del líquido amniótico que envuelve al bebé. Es invasivo y tiene el riesgo de perderlo todo... Pero ante la intranqulidad de la incertifumbre de saber o no saber si viene bien o mal, y ante la responsabilidad de tomar una decisión adecuada antes de que sea demasiado tarde, yo aconsejo hacerla, si el médico es bueno, no hay peligro... aunque siempre debemos contar con él... claro.


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Esta prueba se suele hacer cuando se estima, por pura estadística basada en los resultados del análisis de sangre tomada en la semana 12, que el bebé puede venir con problemas cromosómicos, osea... hablado claramente, que el bebé venga con síndrome de Down.

Mediante la extracción del liquido amniótico se hace un análisis del DNA del bebé puesto que está en todo el liquido. De esta forma además de decirte que el bebé estará bien cromosómicamente (vamos a pensar en positivo) te dirán con total seguridad el sexo del bebé... La verdad es que esto último es lo que me animaba a mí... por agarrarme a algo ilusionante, por buscarle algo bueno al asunto... claro.

Cuando fui a mi clínica privada para comentar lo que me sucedía, me dijeron que los análisis de allí me daban un resultado dioferente, osea que no... que el bebé venía perfectamente... así que, ante dos resultados diferentes de un análisi tan importante... Me aconsejaron que me la hiciera... y así me quedaba tranquila.

Resulta que ayer mismo me la hicieron, mis padres vinieron a mi casa a comer, es el primer día que comen aquí... me reconforta que desde el primer momento he contado con su presencia, la de los dos... acunándome silenciosamente entre risas y cariños ante el momento tan dificil para mí.

Aun así, iba muy nerviosa por todo lo que suponía y por imaginarme la gran aguja que me atravesaría la barriga. El único consuelo posible para mí, en ese momento, era saber que me iban a hacer una ecogracía y que podría ver a mi bebé. Me encanta esa posibilidad. Verlo y ver que está bien.

Y así fue.

Llegamos a la consulta a nuestra hora, como siempre, pero cuando vas al médico, hay que ir con tiempo, puesto que siempre hay algún imprevisto. Y lo hubo, mi médico, un tipo genial por cierto, estaba en el quirófano.

Así que tuvimos que esperar un poco, y no pasa nada. Mis suegros también estaban allí... con nosotros... acunándonos tambie´n con una animadísima charla...

Llegué muy tranquila, y poco a poco me fui poniendo nerviosa, hasta que me llamó el doctor, y ahí fue cuando ya fue nervio puro. ¿qué le vamos a hacer? es normal.

EL Doctor me tranquilizó y me prometió, dándome su palabra de honor, que no me dolería. Esas palabras me dieron mucha seguridad, tenía un tono de voz tranquilizador que me gustaba. Entré en la sala y cambié mis vaqueros de premamá y mi blusa por una batita desechable, para no contaminar, para que el ambiente fuera lo más esteril posible.

No quería mirar, por eso, el doctor para tranquilizar un poco me hizo una ecografía y ahí lo ví, ví a mi bebé chuparse un dedo. Fue muy rápido porque cuando me quise dar cuenta, acompañada de palabras muy suaves, fue pinchándome con esa aguja gigante. Me dijo "cuando te pinche te aviso" y en eso ya estaba pinchándome. No sentí nada hasta que empezó a absorber el liquido portador de la verdad sobre mi bebé.

No duele, para nada, de verdad, pero sí molesta. La sensación es rara rara. Pero para nada duele, que quede claro, es más el susto, el nervio, o la importancia del análisis que otra cosa.

Así que ahora lo que tengo son tres días de reposo absoluto, muchos mimitos la espera de un análisis y lo mejor, la ecografía de mi bebé haciendo su primera monería, chupándose su dedito.

Esa es la mejor parte de ayer... mi bebé parece que está mñas tranquilo que yo.

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