Aprendía cosas bonitas de la naturaleza y de las flores porque mi abuela me contaba los secretos del campo, así, embobada, me comía alguna que otra cereza. Ese fue su truco con la fruta y yo, darme conversación.
Estando allí, el tiempo pasaba rápido.
Poco a poco, me fui haciendo mayor y todo cambió, charlábamos, hacíamos crucigramas, jugábamos al dominó, a las cartas.... Y un día se fueron.
Hoy aquí estoy, sentada en mi columpio y rodeada de mis recuerdos... todo sigue en su sitio igual que siempre, lo único... no están.
Los echo de menos
Sin embargo, vivir en el ayer no me ayuda.
Así que hoy pongo un punto y final y me comprometo a seguir para delante, tomando su ejemplo para mi futuro, el futuro de mi niño.
Porque al fin y al cabo la vida sigue.
Es cierto, es bonito recordar el pasado pero no debemos dejar que nos atrape. El presente trae sus propias historias. Hay que darse la oportunidad de vivir nuevas experiencias.
ResponderEliminarMuchas veces nos engancha y sin darnos cuenta no pasamos página,y eso no puede ser. Seguro que nuestro ser querido no lo querría
Eliminarun beso y gracias!!
una conmovedora historia... preciosa.. feliz día
ResponderEliminarMuchas gracias!!
EliminarPrecioso... no hay que vivir anclado en el pasado, como dices. Si no traer los recuerdos al presente, para que sigan con nosotros, aportándonos cosas en nuestro día a día :D
ResponderEliminarPodemos aprovecharnos de esos recuerdos para aprender... ¿verdad que sí?
Eliminarme ha encantado. Es precioso. :)
ResponderEliminarMuchas gracias!!
EliminarCierto es, la vida sigue, y no hay que anclarse en un pasado, sino recordar y seguir adelante.
ResponderEliminar