Siempre, al caer la noche, Martín se sentaba en las piernas de su
abuelo a escuchar bonitas historias llenas de aventuras. La voz del abuelo y
sus trucos hacían que quedara atrapado en ese mundo de fantasía al que sólo un
niño puede llegar.
Gatos que ladraban, dragones que escupían agua, hipopótamos en la playa tomando el sol... Historias disparatadas y divertidas. Pero sólo uno de los
cuentos le llegó al alma.
De esta manera, cuando se hizo viejo y tuvo su primera nieta. Fue a ella a
la que le contó el mismo cuento una y otra vez en diferentes versiones. Le gustaba recordarse de pequeño, mantener
a su abuelo en la memoria.
Cada noche sentados en su sillón Abuelo Martín y nieta, charlaban
sobre las aventuras de ese pequeño caballo llamado Robi, el más bonito del
hipódromo, el que volaba más alto, un caballo blanco con crines del color
arcoiris.
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Un cuento encantador!!! Me imagino así de mayor también... Es lo que se llama Transmisión Oral, las historias que perduran en el tiempo y van de generación en generación... Así debemos ser, no dejar perder las cosas hermosas y nuestra cultura. Besos
ResponderEliminarA que sí? GRACIAS BELLA!!
Eliminarun beso grande
precioso!! eso de los abuelos y los nietos, me encanta!!!
ResponderEliminarMe encanta la presencia de los abuelos en las historias de niños... A los pobres abuelos como personajes los tengo un pelín explotados... jijiji
EliminarPero esque me resultan entrañables!
un beso bella
gracias mil
´Qué bonito!! Nena, esos cuentos son los mejores! Los que salen de la imaginación de los abuelos, y son contados una y otra vez.
ResponderEliminarLa verdad es que así funciona la vida... Nuestros abuelos son muy buenos maestros :) Los mejores, diría yo
Eliminarbesines guapisima!
gracias mil