sábado, 2 de febrero de 2013

Reproduciendo comportamientos

Ahora, a medida que la chica crece, al verla jugar y jugar con ella es como si volviera atrás en muchas ocasiones, recuerdo muchas cosas de cuando era pequeña y, de alguna forma, me gustaría enseñárselo... El verme a mi de pequeña, me hace ponerme en su lugar y comprenderla mejor.

Por ejemplo... Cuando mi madre me lavaba la cabeza... Lo odiaba. Cada día al lavarle a ella me acuerdo y me sonrio. Te cuento el por qué

El recuerdo que guardo de aquello, quizás esté distorsionado por la edad a la que me pasó, tengo el recuerdo de una niña, y seguramente si lo pienso ahora de mayor... no es para tanto... De igual forma el recuerdo que tengo es el que tengo.

Entonces mi madre... Me lavaba la cabeza con mucho ímpetu hincando los dedos arrasando con cualquier indicio de suciedad, de ese modo estaba segura de que tenía el pelo como los chorros del oro. A mi no me gustaba en absoluto, me dolía porque en uno de esos arranques de arrancar suciedad (¡ojo! arranques de arrancar... toda una escritora estoy hecha) me raspaba como quien raspa en la sarten para quitar algo pegado... y aunque quedaba relimpia... a mi aquello no me gustaba nada.

Hoy en día... Me encuentro lavando la cabeza de mi Inquilina y apunto maneras al modo que mi madre me lavaba a mi... ¡Pobre mia! yo intento controlar, pero cuando me doy cuenta ¡zas! me pilla en baja guardia y ya está ella protestando, es decir... Que ya le he raspado alguna vez. Eso sí, relimpísima queda ella. (tiene tres pelo y medio... no sé que hago yo raspando)

¿Será que nos aprendemos las formas de crianza de nuestras madres y de mayores las reproducimos?

Me gusta pensar que ahora comprendo muchas cosas de mi madre... Ahora comprendo y admiro mucho más a mi madre...

Pero lo tengo claro, no quiero rasparle la cabeza a mi Inquilina

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