domingo, 9 de septiembre de 2012

Vacaciones en Benalmádena 2012 (parte II)

Ya por fin hemos vuelto. Las idas y venidas a la playa y piscina, las siestas a la sombra, la agradable brisita al sol han terminado... Pero como la casa de una...

De todas formas, unas vacaciones con y sin hija cambia. Antes, comparando con el año anterior que iba con mi barriga, dormía, comía, me tiraba al sol... leia... todo sin mirar a nadie. Sólo me preocupaba de estar bien yo y mi chatungo.. Todo tenía un limite, el sueño era profundo (aunque el pasaod año allí fue donde comenzaron mis noches de insomnio) yo paseaba por las noches, comia todo lo que quería... en fin. Éramos dos y qué impirtaba lo demás. Teníamos el ritmo de dos solteros, aun los horarios no formaban parte de nuestras vidas. Ahora todo es diferente. Las comidas son diferentes, la atención centrada en la bebé en la playa es diferente, las novelas llegan y se van tal cual... En fin. Ya no somos dos sino tres. Madrugamos, no dormimos bien... La preocupación se centra... O mejor dicho... existe una preocupación... Todo cambia.

¡OTOÑO REAL YA!

Como véis... amo el otoño y desde Mayo escribiendo en twitter siempre que menciono el otoño pongo mi hastag #otoñorealya... jajaja, me encanta.

Sin duda lo mejor de las vacaciones en el mar han sido las siestecitas a la brisa. Las sombras de los árboles en la piscina son encantadoras y luego los paseos por el paseo maritimo han ayudado a bajar toda la comida que me he comido... Que he empezado las vacaciones con un tipín y las he terminado con el pantalón bien apretadito.

Es algo inaudito el tiempo que ha hecho, niebla muchos días seguidos... otoñal total, inclusive algunos días frescos y a mi me han encantado. Esa particularidad ha dado en los días su toque agradable. Así que la ola de calor que ha azotado la ciudad no nos ha afectado para nada.

La chica se ha espabilado notablemente, se mueve más en el suelo, repta, se rie y está muchisimo más atenta.

Creo que aun no he escrito una entrada en la que anuncie una buena noche, pero una de las de verdad, esas del tirón aun no las hemos tenido. Ni de vacaciones... La cosa fue un poco peor. Al darle fiebre algunos días, ella se vino a mi cama... Es mucha la ternura que dan estos miniseres al estar malitos.

A la mañana siguiente amanecía como si nada, sonriente y dicharachera y a las siete con la fresquita. Dispuesta a comerse los días. Sin parar... 

Ahora sí que me he dado cuenta de algo. 

En las vacaciones ha mantenido un patrón diario. No ha sido, después de todo, tanto descontrol. 

A las 11.30 una siesta matutina, a las 15.00 otra de después de comer y por la noche a eso de las 9.30 estaba dormida. Si nos pillaba en la calle, por mucho sueño que tuviera estaba despierta hasta llegar a la casa. Pero au así el bibi de las 1.30 no lo perdonaba y lo pedia. desvelándose a ciertas horas prohibidas y ya destaco, ya que estamos, las sonrisas nocturnas, el cachondeo y el palabrerío. Horas inexistentes llenas de palabras hacían que mis nervios afloraran, mi frustración por el deseo de un sueño reparador hacía también acto de presencia... todo ello no me convertía una buena madre... No señora... No me sentía buena madre al levantarme por las mañanas y ver las caras de la familia jugando con la chica pacientemente... No

Chatungo ahí estaba, controlando las situaciones de sueño extremo por mi parte. Noches difíciles, pero la noche en especial que tuvo fiebre... esa noche se lo perdoné todo, incluso dormí con ella. Nos miramos a los ojos y me dijo MAMA... al cabo de un rato durmió subitamente hasta una hora después... que volvió a despertar y así.

No Señoras... Las noches no han sido fáciles ni lo son. Pero ahí estamos los dos. Chatungo y yo. Juntos los dos en la crianza de esta nuestra inquilina. Cada día no sé ya si aventurarme a desear que duerma mejor. Sólo sé que ella duerme mientras duerme. Y yo, por las noches, duermo mientras ella está dormida.

Su sueño es el mio

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